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Libros de Artista

Desde el año 2005 Luis Costillo se desvinculó paulatinamente de la pintura para dedicarse a confeccionar libros de artista, encuadrados en el proyecto FAHRENHEIT, que abarcó numerosas disciplinas artísticas. El nombre, tomado de la novela de Ray Bradbury, responde más que a la destrucción de libros, a posibles maniobras para hacer que la gente olvide su contenido en la sociedad actual.

Estos libros de artista le sirvieron para formular propuestas que no podían encontrar una adecuada expresión bajo la forma de obras para pared. Las palabras, ya presentes (formal y conceptualmente) en su obra pictórica, encontraron en estos libros un nuevo canal, en el que lo literario se entrecruzó fecundamente con lo plástico.

El conjunto conforma una abigarrada cosmovisión, un catálogo de pensamientos en torno al ser humano, desnudo frente al mundo, donde, humor e ironía se cruzan con el desencanto y la desesperanza. Su intención era llamar la atención sobre aquello que no le gustaba en esta sociedad, tanto en su funcionamiento y mecanismos, como en el fin último de sus normas: desde la insensatez de la guerra a las transformaciones urbanísticas de su entorno vital; del consumismo a la omnipresente invasión publicitaria; del mercantilismo del mundo del arte a la violencia política y social en sus diferentes manifestaciones.

Los libros presentan gran diversidad formal, tanto en su encuadernación como en tamaño o tipo de papel empleado en su confección. Las imágenes utilizadas incluyen sus propios dibujos, pero también otras apropiadas de diferentes procedencias a las que confiere una nueva y reveladora lectura. En cuanto a los textos emplea caligrafías, tipos de caucho, plantillas… liberando al lenguaje escrito de las convenciones literarias y dotándolo de las cualidades de la imagen, reforzando su impacto visual y semántico. En los textos, además de los suyos propios, Costillo ha citado, parafraseado, insertado o mutilado, entre otros, a Erasmo de Roterdam, la Biblia, Jim Morrison, Carlos Lencero, Thomas Pynchon, Van Gogh, J.G. Ballard o textos periodísticos y publicitarios..., y, por supuesto, Ray Bradbury.